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Cuidados del potro: Desde el nacimiento hasta la edad previo a la doma

Los cuidados del potro, desde su nacimiento, son muy importantes para un adecuado crecimiento y mayor cantidad de años en perfectas condiciones.

Incluso debemos estar pendientes de su desarrollo desde que está en el vientre de su madre. 

Por el bien de ella misma y del futuro potro, la yegua gestante tiene ciertas necesidades especiales que deberán ser satisfechas. Los primeros meses no habrá mayor diferencia, es a partir de la segunda mitad del tiempo de gestación que deberemos realizar algunos cambios, tanto en su nivel de ejercicio como en su alimentación.

  •  Ejercicio: Rutina normal de trabajo o ejercicios a la cuerda hasta los 5 meses de gestación y luego trabajo ligero hasta el último mes (11 avo).
  • Alimentación: Mantener el alimento acostumbrado hasta los 8 meses de gestación, a partir de ahí se deberá incrementar la proteina (por ejemplo alfalfa verde o henificada, y pienso para yeguas gestantes) y los minerales, especialmente el calcio y fósforo (por ejemplo incrementar la cantidad de sales mineralizadas que ya esté recibiendo).
A continuación vamos a ver los cuidados del potro, desde su nacimiento hasta la edad en que se encuentra apto para la doma. Nos referiremos al potro (en masculino) pero la mayoría de las recomendaciones serán validas tanto para machos como para hembras.

Cuidados del potro

Nuestro equino será potro desde su nacimiento hasta que se haya desarrollado completamente. En la mayoría de razas este desarrollo se logra entre los tres y cuatro años.

Sin embargo, se lo denomina de diferentes formas de acuerdo a su edad:

  • Potrillo: Desde el nacimiento hasta los 11 meses.
  • Yearling: De 12 a 23 meses.
  • Potro o potranca: De 2 a 4 años.

Los primeros cuidados inician el momento de su nacimiento. Si bien un potrillo puede nacer sin problemas en medio de una manada, de ser posible conviene separar a la yegua del resto de animales desde unos días antes del alumbramiento, hasta que el potrillo esté un poco fortalecido y se haya establecido de la mejor forma un vínculo con su madre.

Además debemos tomar en cuenta que el potrillo solo tiene los anticuerpos que su madre le ha pasado de forma natural y pasará un tiempo hasta que su cuerpo esté más protegido ante cualquier enfermedad.

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¿Cómo alimentar un potro?

El primer aspecto a cuidar, en cuanto a su nutrición, es verificar que el potrillo esté succionando la leche materna desde el primer día de nacido, y no exista algún problema de lactancia. El calostro o primera leche que produce la yegua le alimentará, proporcionándole además sus primeras defensas.

cuidado del potro

En lo posterior y hasta aproximadamente los 6 meses, el potrillo pasará el día mamando y durmiendo ante el cuidado de su madre. En esta etapa inicial su principal requerimiento es proteico, en cambio la cantidad de fibra que requiere es muy baja. Poco a poco irá comiendo algo de pasto y del pienso de su madre.

Cuando ya acepte alimento sólido podemos incorporar un pienso especial para potros que lleva un alto nivel de proteinas. Este pienso será necesario suministrarle durante todo su crecimiento y la cantidad variará de acuerdo al peso.

Es también importante el suministro de vitaminas y minerales, que pueden provenir del forraje (como la alfalfa), del pienso (si la fórmula los incluye) o de compuestos mineralizados y vitaminizados.

Ojo que, sobrealimentar en exceso puede acarrear problemas futuros. Debemos dar solamente lo requerido para su edad y peso, y permitirle pastar la mayor cantidad de horas. Luego esperaremos el tiempo necesario para el desarrollo natural de músculos y huesos. 

Vacunación y desparasitación del potro

A diferencia de los potros en estado salvaje, los cuales son muy propensos a enfermar en este período de su infancia, nuestros potrillos domésticos tienen la posibilidad de ser vacunados para inmunizarles contra enfermedades como el tétanos y la influenza equina. Existen vacunas individuales o combinadas para estas dos afecciones tan comunes como mortales.

Otro asunto a considerar, desde que son potrillos, es la desparasitación periódica. Esta se puede iniciar a las 4 semanas y posteriormente cada 2 meses hasta el año y medio. A partir de ahí ya se lo podría desparasitar con la misma frecuencia que los demás caballos, es decir cada 3 meses. Claro, esto dependerá del plan de desparasitaciones y tipo de antiparasitarios.

Revisión dental 

Al igual que los caballos adultos, el potro debe recibir un chequeo anual de su dentadura. Si bien los mayores problemas en este aspecto se producen en caballos adultos, el potro también puede tener piezas afiladas que requieran ser limadas para la correcta masticación y evitar lastimaduras internas en la boca. Esto puede acarrear problemas de nutrición y por lo tanto un buen desarrollo corporal.

Si deseas ampliar este tipo de información puedes ingresar a nuestro artículo: Los dientes de los caballos y su mantenimiento

Aplomos del potro

Es frecuente encontrar deformaciones congénitas en caballos adultos, deformaciones que ya no son posibles de corregir. Afortunadamente, en el caso de los potros, los huesos aún no están endurecidos o calcificados por completo, lo que permite al veterinario y/o herrador actuar de forma temprana para subsanar pequeñas desviaciones de los aplomos.  
 

Cuidados del potro

Es muy molesto para los potros que sus patas y cascos sean tocados, por lo tanto deberemos tener mucho cuidado, suavidad y paciencia para manipularlos desde muy pequeños. 

cuidados del potro

Cada 6 meses los cascos de un potro deberán ser recortados, así se mantendrán en buen estado y estarán preparados para su futuro herraje, si fuera necesario.

¿Se debe castrar un potro?

Un potro alcanza su madurez sexual a los tres años, no obstante, desde antes, comenzarán sus cambios hormonales, que en ocasiones pueden llevarlo a reaccionar de manera agresiva y peligrosa.

Los machos jóvenes pueden dar más problemas que las potrancas debido a su potencia física y necesidad sexual, por lo tanto, conviene castrar a aquellos que no tenemos la idea de usarlos como reproductores.

El momento adecuado es cuando los testículos hayan descendido, sin importar la edad. Un potro de dos años podría llegar a fecundar a una yegua, y esto podría ir en contra de nuestra planificación en la manada. 

Recuerda también que una potranca suele tener su primer celo alrededor de los dos años pero es mejor esperar un año o dos para aparearla, así nos aseguramos que su desarrollo esté completo y su estructura física sea la más apropiada.

La castración del potro no acarreará ningún problema de tipo físico o psicológico, lo que hará es eliminar sus instintos sexuales y por lo tanto será menos distraído y más fácil de manejar, tanto pie a tierra como en la futura monta. 

Hay quienes piensan que un caballo castrado será menos expresivo, y es así, pero sucede solo al estar suelto en el prado. Al momento de ser montado, el impulso o ganas de ir hacia adelante será similar al del caballo entero. Esto va a depender más del nivel de doma que tenga.

Educación y preliminares a la doma

Es poco lo que podemos hacer a nivel de doma con un animal tan joven, no obstante su educación puede comenzar desde muy temprana edad.

Existe la técnica del “imprinting” que consiste en establecer un vínculo con el humano, a través de un contacto físico los primeros días tras el parto. Si practicamos esta técnica debemos asesorarnos con un experto para no cometer errores. No deberíamos manipular al potrillo antes que tome el suficiente calostro. La idea es generar en el potrillo un recuerdo fuerte y positivo con el humano, de tal forma que cuando crezca, su resistencia sea menor durante el manejo diario y el posterior proceso de doma.

Para su buen desarrollo psicológico es conveniente que todo caballo mantenga  contacto permanente con otros miembros de su misma especie, en el caso del potro esto es muy importante ya que así empezará a imitar el comportamiento social de la manada.

Potros en manada

Es común ver en potrillos que han crecido solos, mostrar comportamientos peligrosos como mordiscos, patadas y desafíos.

Independientemente si ha crecido solo o en manada, debemos estar atentos ante cualquiera de estos comportamientos indeseables y realizar los correctivos necesarios, caso contrario se puede crear mañas y vicios cada vez más difíciles de modificar.

Por ejemplo: El vicio más común en un potro es morder. Esto se puede dar por juego, por falta de respeto o por pedir de forma “agresiva” un dulce. Hay que considerar que esta actitud podría no ser dañina entre animales, pero a un humano, le podría causar una herida.

Ante esta situación, desde los primeros indicios de agresividad cuando es un potrillo, debemos corregir de forma inmediata con un pequeño y rápido golpe con nuestra mano o codo. Siempre debemos actuar con serenidad y paciencia, nunca con ira porque este correctivo puede desencadenar en un castigo físico contraproducente para la educación del potro.

Arreos y ejercicio del potro

En su época de crecimiento no debemos aspirar a mayor cosa. Será suficiente con enseñarle a utilizar una cabezada, dejarse llevar del ramal y estar quieto por unos pocos minutos mientras permanece atado.

No le favorece realizar ejercicios a la cuerda, al contrario podría causar lesiones en su todavía frágil estructura.

Para su desarrollo, lo mejor es dejarlo en libertad para que pueda moverse y hacer ejercicio a su antojo.

Potro en semilibertad

Cada cierto tiempo, podemos llevarlo a pasear del ramal y construir una buena base de comunicación a través de la voz y nuestros movimientos. Podemos prepararnos investigando acerca de su leguaje corporal y la forma que tiene de comunicarse con otros equinos.

Cruzar charcos o ríos, pasar junto al tráfico o entrar en un remolque, son situaciones estresantes que junto a nosotros pueden aprender a pasarlas con tranquilidad. Vamos además a reforzar nuestro liderazgo y convertirnos en el humano en quien ellos pueden confiar.

Hasta aquí hemos visto una serie de pautas para el cuidado y manejo de un potro/potra, durante su etapa de crecimiento. Terminada esta etapa, aparecerán requerimientos diferentes, debido a su nuevo estado y a la actividad que se vaya a dedicar. A partir de los 3-4 años, la mayoría de potros entrarán en un proceso de doma inicial.

Referencias bibliográficas:
  • Olivier Laude y Claude Lux (2015). “Cuidados del caballo”
  • Luz Aguilar Espinosa (2008). “El caballo: características, educación y cuidados”
  • Jo Bird (2004). “Cuidado natural del caballo”

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