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El caballo nervioso: Cómo tranquilizarlo

Como todos sabemos el caballo es un animal “de presa” con un marcado instinto de huída, que le ha permitido sobrevivir a lo largo del tiempo. Por lo tanto un caballo es por naturaleza un animal nervioso y siempre estará alerta a cualquier situación que le represente algún tipo de peligro. Por esta razón es muy importante que un caballo “de silla” sea progresivamente desensibilizado a objetos y situaciones atemorizantes.

Si ha sido trabajado de manera correcta, desde las primeras fases de la doma, el caballo logrará confiar en el jinete/amazona y luego podrá mantener un buen tiempo de monta, calmado y atento a sus órdenes. De lo contrario permanecerá constantemente como un caballo nervioso, con el consecuente riesgo para sí mismo y para su jinete.

Qué hacer cuando un caballo se pone nervioso

Antes de empezar una sesión de trabajo, es necesario que el caballo esté relajado. Para esto y dependiendo del nivel de doma, debemos realizar ciertos prácticas que nos ayuden a obtener la relajación.

Por ejemplo, durante el desbrave, es normal que un caballo esté nervioso, por lo tanto primero realizaremos ejercicios de unión y liderazgo hasta que el potro acepte nuestra compañía. Luego procederemos con la desensibilización a objetos atemorizantes. Posteriormente, antes de las primeras montas, un ejercicio que ayuda en gran manera a la relajación es el trabajo con doble cuerda o riendas largas .

vicios de caballos
Trabajo con riendas largas o doble cuerda

En las fases intermedia y avanzada podemos realizar ciertos ejercicios de calentamiento para descontraer al caballo, tales como: extensión de cuello, cesión de nuca y movilidad de la mandíbula, giros en círculos pequeños al paso, etc.

En definitiva, en cualquier fase de la doma y en cualquier momento de una sesión de trabajo, un caballo tiene que trabajar en la relajación, de otro modo será muy complicado que entienda lo que le estamos enseñando.

El temperamento de un caballo

Usualmente los tipos de temperamento se los define en función de la “sangre” del animal:

  • Caliente: los más inquietos
  • Templada: de temperamento más equilibrado
  • Fría: los más calmados llegando incluso a ser flemáticos.

Los tres temperamentos merecen mucho cuidado y respeto a la hora de montar un caballo. Quizá unos requieran mayor tiempo para llegar a la relajación, pero ante una situación aparentemente peligrosa cualquier caballo puede entrar en pánico y ocasionarnos un buen susto.

Así como los caballos están en una actitud de permanente alerta, nosotros también como jinetes/amazonas debemos tratar de “pensar” como caballo, previendo qué es lo que los puede asustar. Nuestra mirada debe estar hacia el frente.

Es importante que cuando un caballo se pone nervioso nuestra reacción sea calmada y con indiferencia. Es un error tratar de calmar al caballo con palmaditas sobre el cuello porque le estaremos premiando por su comportamiento nervioso en lugar de calmarlo. Recuerden que en esos momentos el cerebro del caballo es 100% instintivo.

Influencia de las condiciones de vida

Las condiciones de mantenimiento de un caballo también influyen en su nivel de nerviosismo al momento de ser montado.

Si el caballo se encuentra estabulado, su energía puede estar retenida y ser expuesta en el picadero o en el campo. El trabajo a la cuerda previo y el calentamiento al paso serán ejercicios inprescindibles antes de iniciar la sesión de trabajo.

De otro lado, si el caballo se encuentra suelto en el prado, ya no tendrá un alto nivel de energía acumulado. Sin embargo su predisposición a trabajar puede ser desfavorable ya que se le separa de sus congéneres, por lo tanto el tiempo de relajación al paso es también muy importante.

Caballo en pasto
Manada de caballos en el prado

La alimentación de un caballo nervioso

Existen ciertos alimentos que incrementan la energía de un caballo. Será una tarea conjunta de entrenador y veterinario, evaluar cuál es la carga energética que se  requiere. Se debe considerar el temperamento, nivel de doma, condiciones de vida, estado (edad, sexo, actividad diaria), experiencia del jinete/amazona y disciplina que se practica.

Los alimentos que proporcionan mayor energía pero que también podrían influir en un exceso de nerviosismo, son:

  • Cereales como la avena, la cebada o el maíz
  • Aceites de origen vegetal
  • Productos extraídos de la caña de azucar

Un caballo nervioso no necesita grandes cantidades de comida energética, sino una mayor cantidad de calorías para mantener su peso, y esto lo obtiene principalmente a través de un forraje de buena calidad.

Como complemento a la doma y a la alimentación, debo decir que, existen suplementos naturales como “So-Kalm” para caballos y “Oestress” para yeguas, que los ayudan a reducir su ansiedad en situaciones y temporadas estresantes. 

Referencias bibliográficas:

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