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Principios de equitación

El contacto: Un recurso delicado de aplicar

En equitación, el contacto se refiere a la “línea” de comunicación que existe entre la boca del caballo y las manos del jinete, a través de una mínima tensión de riendas.

Un buen contacto se obtiene con una manos bien entrenadas, pero no es una tarea que se realiza de forma independiente, sino que es parte de una serie de acciones que se ejecutan en la escala de adiestramiento equino.

Ahora vamos a ver la importancia del contacto en la doma de caballos y cómo debemos proceder para emplearlo correctamente.

¿Cómo lograr un buen contacto?

El contacto es un recurso muy delicado de aplicar porque interviene directamente sobre la boca del caballo y a través de esta en todo su cuerpo. No debe ser duro y sólido, ni tan ligero que sea como llevar un hilo. 

Para establecer un buen contacto, debemos tensar ligeramente las riendas y luego recibir en nuestras manos (reteniendo, sin tirar) el impulso propulsado por los posteriores. El caballo debe avanzar hacia el filete, aceptando el límite que le hemos impuesto, sin perder el impulso. 

El caballo usa la cabeza y el cuello para su equilibrio, de modo que el jinete/amazona nunca debe emplear las riendas para ubicar la cabeza en una posición determinada. 

Es importante que las manos sean independientes del resto del cuerpo del jinete/amazona, de tal forma que puedan mantenerse quietas, sin revolotear, pero a la vez con cierta flexibilidad (siguiendo el movimiento del caballo) para no crear resistencias. Aquí es donde cobra importancia la sensibilidad y el tacto ecuestre. 

La técnica progresiva

El contacto será más o menos ligero, dependiendo de varios aspectos:

  • El nivel de doma (educación) que tenga el caballo
  • El aire dispuesto: Reunido, medio o alargado.

Aceptación del filete

Al principio un potro no debe ser muy retenido porque es importante estimular sus ganas de salir adelante.

Comenzaremos con el trabajo a la cuerda únicamente con una cabezada de dar cuerda o cabezón, buscando que el potro trabaje de forma relajada a los tres aires.

Luego introducimos el filete (una buena opción es comenzar con el filete de palillos) y colocamos unas riendas de atar flojas para que comience a habituarse al filete.

Posteriormente, en la parada, ajustamos las riendas de atar, únicamente hasta que la cabeza quede en una posición natural. En cada sesión de trabajo podemos ir ajustando un punto las riendas de atar hasta que la cabeza quede un palmo por delante de la vertical.

Riendas auxilires

De esta manera familiarizamos al potro con el filete y lo preparamos para el posterior trabajo montado. 

En las primeras montas nuestro contacto deberá ser muy ligero, permitiendo al potro colocar su cabeza en una posición natural.

En este artículo estamos tratando el tema de la aceptación del filete, para más detalles acerca del amanse de un potro puedes ingresar al artículo: La primera monta de un potro.

Uso de cuatro riendas 

Personalmente utilizo cuatro riendas, dos al filete y dos a las anillas del cabezón, de esa forma no ejerzo mucha presión sobre el filete, especialmente cuando el potro se asusta pudiendo dar tirones que lastimarían su boca.

Tan pronto como sea posible, debemos proporcionar un contacto ligero, positivo y constante con las cuatro riendas.

El objetivo es estimular al caballo a que ceda su nuca, tome el filete y empuje con sus posteriores, todo esto con un suave contacto de riendas. El trabajo conviene realizarlo en círculos y serpentinas, impulsando con la pierna interior y reteniendo suavemente con la rienda exterior. La pierna exterior sosteniendo la grupa y la rienda interior pidiendo intermitentemente la incurvación.

De acuerdo al avance y receptividad del potro, antes de cada sesión de trabajo montado, podríamos calentarlo a la cuerda utilizando riendas de atar como hemos explicado anteriormente.

Finalmente, luego de unos dos meses de trabajo con cuatro riendas,  retiro las riendas del cabezón y trabajo únicamente con las riendas del filete. 

Algunos aspectos que hay que considerar en este trabajo son:

  • Priorizar su impulsión, tanto natural como adquirida a través de nuestras ayudas de piernas y asiento. Para caballos flemáticos, la fusta es también una buena ayuda de impulsión, no para golpearlo constantemente sino como método de corrección y de activación con su sola presencia en nuestra mano.
  • Entrenarlo desde el inicio en la rectitud. Nuestras manos deberán buscar el mismo contacto en los dos lados de la boca.
  • Estimularlo a avanzar con regularidad y soltura, respondiendo a las ayudas del jinete/amazona, buscando el contacto y tomando el filete desde las primeras fases de la doma.

Poner un caballo en la mano

El siguiente paso a la aceptación del filete es la puesta en mano del caballo. 

A medida que progrese la doma, el caballo irá adquiriendo las condiciones físicas y psicológicas para estar en equilibrio, llevándose a si mismo, sin pesar sobre las riendas.

caballo en la mano

El contacto debe seguir manteniendo su ligereza y elasticidad. La diferencia con la aceptación del filete, es que, en la puesta en mano está mayormente implicada la flexión de nuca, el arqueo del cuello, el remetimiento de posteriores y la flexibilidad del dorso. Con lo cual el caballo trabajará “redondo“.

Esta colocación del caballo no es el propósito central de la doma, sino el resultado de cumplir con los objetivos en la escala de adiestramiento equino, tales como: Ritmo y rectitud, soltura, contacto, impulsión , flexibilidad,  equilibrio, reunión.

Por esta razón no es bueno intentar poner en la mano a un potro en la fase de iniciación, ni a un caballo en el calentamiento de una sesión de trabajo. Si lo hacemos correctamente esta condición llegará por si sola de acuerdo a su nivel de doma.

Para más detalles sobre la puesta en mano de un caballo y los errores que se pueden cometer en el proceso, puedes ingresar al artículo: Poner un caballo en la mano: 4 errores que debemos evitar.

El contacto de piernas

Si bien el contacto de nuestras manos con la boca del caballo es el concepto generalizado en equitación, no debemos olvidar que existe el contacto de piernas, que es de igual manera, una suave presión que debemos mantener con nuestras piernas sobre los flancos del caballo.

Esta presión mantiene al caballo impulsado, recto y atento a las órdenes que le vayamos a dar mediante el uso de las piernas.

Por otro lado, en el área psicológica, este contacto de piernas también permite que el caballo se mantenga confiado, sintiendo que no está solo, que hay un líder que lo está dirigiendo. 

Referencias bibliográficas:

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